“¿Cómo pueden seguir dándole leña al fuego con cosas que ya no son parte de uno?”
Thalía es otra. No le quedan vestigios de la vedette sobrecargada que alguna vez fue. De esa que se hizo famosa por el mechón platinado y mostrar el ombligo al ritmo de Ma-ri-mar no queda nada. “Así como me ven ahora, es tal cual soy: una mujer de hoy día”, confiesa la actriz y cantante, de 39 años de edad, desde su casa en la ciudad de Nueva York.
Atrás es donde la intérprete del tema Enamorada -perteneciente a su álbum Primera fila- quiere dejar también las historias que se han escrito sobre sus costillas, los enfrentamientos con Paulina Rubio y, por supuesto, los dimes y diretes suscitados acerca del presunto enfrentamiento que existe en su familia desde que contrajo matrimonio con el empresario Tommy Mottola en 2000.
“Lo que pasa es que la gente se queda anclada en ciertos temas”, comienza diciendo. “Y de pronto te sacan cosas del pasado y tú dices: ‘Pero, bueno, si ya eso no existe en mi vida. ¿Cómo pueden seguir dándole leña al fuego con cosas que ya no son parte de uno?’”, se pregunta la estrella.
Thalía jura que no la ha tenido fácil, aunque conoce el medio artístico desde que tenía un año de edad -cuando debutó en un comercial-; luego hizo carrera primero como cantante del grupo Timbiriche y después en solitario; y ha protagonizado más de seis telenovelas, incluidas María Mercedes, Marimar y María la del Barrio.
Afortunadamente, ese meteórico recorrido le ha servido para sobrellevar los contratiempos que le acarrea su propia fama. “Llegó un momento en que empecé a tomármelo como un gaje del oficio. Ahora hasta me río y no me engancho en cosas de chismes ni nada. No, ya no”, reconoce la mujer que se atrevió a invitar a bailar al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una recepción en la Casa Blanca.
“Es que mi vida es mucho más relajada de lo que imaginan. Yo ahora vivo enfocada en mis proyectos, en tratar de crecer y ser feliz”, suelta.
Y gran parte de la felicidad que la embarga se debe a su hija Sabrina Sakaë, de tres años, a quien, según confiesa Thalía, le ha dado por cantar los temas que ella interpretaba en la telenovela Marimar. “Es una monada”, respinga la orgullosa madre.
“Hace poco dijeron que estaba embarazada, pero no es cierto. Siento que ya hasta se me pasó el tiempo del hermanito o de la hermanita (risas). Así que mi marido y yo estamos planteándonos si ya es el momento de hacer el sueño realidad”, confiesa.
Pero, hay más. Porque si algo le sobran en este momento a Thalía son razones para festejar. Y entre ellas está que, en plena época de colapso disquero, y cuando todo gira en torno a ventas digitales y piratería, su más reciente CD Primera fila, vendió 500 mil unidades.
“Me siento sorprendida, feliz y emocionada”, dice la intérprete de La duda, que grabó junto a Joan Sebastian.
“Estamos echando la casa por la ventana para celebrar el éxito del año de Primera fila y vamos a editar una edición especial del disco”, cuenta acerca del compacto que pronto estará disponible en Venezuela.
La edición especial de ese álbum viene con sorpresas. Se trata de un par de temas nuevos que se quedaron fuera del primer disco. Son: Ay amor, un clásico de los años 80, y la balada Pienso en ti -la primera que presentó como solista.
“Quise rehacer ese par de canciones y, además, incluimos dos versiones: Equivocada -sin duda la canción consentida del disco-, y Enséñame a vivir”.
En su nuevo compacto a Thalia la acompaña el grupo Aventura en la versión bachata de Equivocada. “Quedo súper cachonda”, comenta. Y Enséñame a vivir
la hizo en versión dance. “Quedó padrísima para bailar”, asegura.
Han transcurrido 20 minutos de charla y Thalía -quien hasta se atrevió a anunciar otro disco para mediados de 2011: “Tengo totalmente claro lo que quiero hacer con el próximo disco. Pero es pronto para hablar de eso”, dice-, se resiste a hablar de su regreso a las telenovelas.
“Ahora me da un poco de terror hacerlas. Te quitan mucho tiempo y de pronto te das cuenta que no tienes vida. Y yo ahorita soy libre. Tengo las alas abiertas y vuelo a mi antojo. Hacer una novela me da algo de resquemor. Me estoy guardando para un proyecto que me enamore y no llega”.
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