Ricky Martin, un tipo feliz
Conoce el trabajo y el éxito desde joven y tomó las riendas de su carrera hasta llevarla a o más alto. Ahora toma las riendas de su propia vida
Conoce el trabajo y el éxito desde joven y tomó las riendas de su carrera hasta llevarla a o más alto. Ahora toma las riendas de su propia vida
España. Es un tipo feliz. Lleva una vida trabajando en lo que más le gusta y conoce el sabor del trabajo y el éxito, pero también conoce el lado oscuro de las apariencias, de la presión por mantenerse en lo más alto, de los rumores y las comidillas.
Ricky Martin, guste o no, es un icono del mundo que habla español, pero también del que habla inglés, francés, alemán, chino o sueco, abanderado indiscutible de ritmos latinos aderezados con melodías pop y baladas de calado profundo.
Conoce el vértigo y la calma, y es desde ésta última donde ha dicho que acepta públicamente su homosexualidad "como un regalo". Simple, sencillo y claro.
Pero ha ido un poco más lejos, dejando claro que si no lo ha hecho antes, ha sido por el consejo de quienes le querían, hasta entender por el mismo que aquellos consejos no estaban bien.
El mundo no va a cambiar, seguirá girando en torno al sol y la crisis y el desempleo seguirá ocupando la mente de millones de personas. Pero hoy hay un tipo más libre caminando junto al resto de la humanidad, más ligero, más real.
De nada sirve el éxito y la popularidad, si acabas condenado a vivir la vida que los otros esperan de ti, en lugar de vivirla con la naturalidad con que la vivimos el resto.
Han tenido que pasar muchos años y dos hijos para que el músico, el cantante, el bailarín y compositor, encontrara su propio camino y decidiera recorrerlo desde la más absoluta tranquilidad.
Así como cualquier heterosexual se sentiría frustrado, limitado e insatisfecho llevando una aparente vida gay para no estropear su carrera artística durante décadas, hasta que un día suelta el peso y decide viajar más ligero, hoy Ricky Martin, sin pretender más que abanderar su propia vida y la de sus dos hijos, se ha convertido en un tipo feliz.
Ricky Martin, guste o no, es un icono del mundo que habla español, pero también del que habla inglés, francés, alemán, chino o sueco, abanderado indiscutible de ritmos latinos aderezados con melodías pop y baladas de calado profundo.
Conoce el vértigo y la calma, y es desde ésta última donde ha dicho que acepta públicamente su homosexualidad "como un regalo". Simple, sencillo y claro.
Pero ha ido un poco más lejos, dejando claro que si no lo ha hecho antes, ha sido por el consejo de quienes le querían, hasta entender por el mismo que aquellos consejos no estaban bien.
El mundo no va a cambiar, seguirá girando en torno al sol y la crisis y el desempleo seguirá ocupando la mente de millones de personas. Pero hoy hay un tipo más libre caminando junto al resto de la humanidad, más ligero, más real.
De nada sirve el éxito y la popularidad, si acabas condenado a vivir la vida que los otros esperan de ti, en lugar de vivirla con la naturalidad con que la vivimos el resto.
Han tenido que pasar muchos años y dos hijos para que el músico, el cantante, el bailarín y compositor, encontrara su propio camino y decidiera recorrerlo desde la más absoluta tranquilidad.
Así como cualquier heterosexual se sentiría frustrado, limitado e insatisfecho llevando una aparente vida gay para no estropear su carrera artística durante décadas, hasta que un día suelta el peso y decide viajar más ligero, hoy Ricky Martin, sin pretender más que abanderar su propia vida y la de sus dos hijos, se ha convertido en un tipo feliz.
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